UNA PREGUNTA SIMPLE
" Esa frase tan común escondía muchas cosas que no sabía cómo decir"
" Esa frase tan común escondía muchas cosas que no sabía cómo decir"
Recuerdo una noche de marzo del presente año que me marcó más de lo que imaginé. Era una de esas noches tranquilas, donde no hay mucho que hacer más que quedarse en el cuarto con los pensamientos dando vueltas. Justo en ese momento, recibí la llamada de un viejo amigo de la universidad. Me propuso salir a cenar y ponernos al día después de tantos años sin vernos. Acepté sin pensarlo mucho.Nos encontramos en el lugar acordado. Fue un reencuentro lleno de risas, recuerdos y anécdotas de aquellos años universitarios que parecían tan lejanos. Terminamos en un bar tranquilo, con una música suave que acompañaba perfectamente la nostalgia. Entre copas y carcajadas, en un momento de silencio, mi amigo me miró parecía que noto algo y me lanzó una pregunta que me tomó completamente por sorpresa:—y Yino ¿Cómo estás?Parece una pregunta simple, casi rutinaria, pero en ese instante me dejó sin palabras. Me congelé. No por no saber qué decir, sino porque, de repente, sentí que ninguna respuesta superficial era suficiente. Respondí lo que casi todos respondemos en automático:—Estoy bien.Pero dentro de mí sabía que no era del todo cierto. Esa frase tan común escondía muchas cosas que no sabía cómo decir. Al terminar la noche y emprender el camino de regreso a casa, con apenas unas copas encima, mi mente empezó a divagar. Esa pregunta, tan simple, se transformó en algo profundo. ¿De verdad estoy bien? ¿Por qué me lo preguntó justo en ese momento? ¿Será que notó algo en mí que yo creía estar ocultando?Ya en mi cama, mirando al techo, me di cuenta de lo poderosa que puede ser una pregunta sincera. Y también, de lo mucho que a veces necesitamos que alguien, de verdad, nos pregunte cómo estamos... y que estemos dispuestos a responder con honestidad.
Después de analizarlo y leer algunas publicaciones por internet concluí que:
Cuando un hombre tiene un problema, no actúa como lo haría una mujer. Por ejemplo, si le preguntan cómo está, responde:—Bien, bien.¿Y el trabajo?—Bien.¿La familia?—Bien.¿La salud?—Bien.Pero no es cierto. No todo está bien. A veces no se siente bien, por dentro está roto, lleno de tristeza, con unas enormes ganas de llorar... y aún así, responde:—Bien.
Personalmente la razon que me llevo a estar en esa situación es; pues llevo un buen rato intentando estar bien. Y no es que no sepa lo que quiero, al contrario, lo tengo claro. Sé exactamente lo que quiero. Pero también sé que, ahora mismo, no estoy bien. No al cien.Y lo peor es que, de un momento a otro, todo el camino que había construido se empezó a derrumbar. Así, sin más. Como si en un solo día todo se fuera a la mierda. Miro a mi alrededor y pienso: ¿Qué carajos está pasando?Es como si la vida se hubiera empeñado en darme golpe tras golpe. Uno, y otro, y otro más. Y justo cuando siento que ya me voy a levantar, ¡pum!, otro golpe que me vuelve a tirar.Y entonces me entra esa pregunta que duele: ¿Cómo Carajos voy a salir de esto?Lo más irónico es que sé que voy a salir. Lo sé. Pero no tengo idea de cómo.
A veces, la vida nos da esas pequeñas sacudidas disfrazadas de conversaciones casuales. Y tal vez el consejo que puedo darte después de aquella noche es este: no siempre respondas “estoy bien” por costumbre. Si tienes un buen amigo o amiga al frente, aprovecha. Tal vez es el momento de soltar un poco de esa carga que llevas dentro. A veces, hablar salva.
By Yino Waldir
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